domingo, 27 de enero de 2013

          Segunda Guerra Mundial

La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En él se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados y las Potencias del Eje. Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares. Marcada por hechos de enorme significación que incluyeron la muerte masiva de civiles, el Holocausto y el uso, por primera y única vez, de armas nucleares en un conflicto militar, la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más mortífero en la historia de la humanidad,[1] con un resultado final de entre 50 y 70 millones de víctimas.
El comienzo del conflicto se suele situar en el 1 de septiembre de 1939, con la invasión alemana de Polonia, el primer paso bélico de la Alemania nazi en su pretensión de fundar un gran imperio en Europa, que produjo la inmediata declaración de guerra de Francia y la mayor parte de los países del Imperio Británico y la Commonwealth al Tercer Reich. Desde finales de 1939 hasta inicios de 1941, merced a una serie de fulgurantes campañas militares y la firma de tratados, Alemania conquistó o sometió gran parte de la Europa continental. En base a acuerdos entre los nazis y los soviéticos, la nominalmente neutral Unión Soviética ocupó o se anexionó territorios de las seis naciones vecinas con las que compartía frontera en el oeste. El Reino Unido y la Commonwealth se mantuvieron como la única gran fuerza capaz de combatir contra las Potencias del Eje en el Norte de África y en una extensa guerra naval. En junio de 1941 las potencias europeas del Eje comenzaron una invasión de la Unión Soviética, dando así inicio a la más extensa operación de guerra terrestre de la Historia, donde desde ese momento se empleó la mayor parte del poder militar del Eje. En diciembre de 1941 el Imperio del Japón, que había estado en guerra con China desde 1937[2] y pretendía expandir sus dominios en Asia, atacó a los Estados Unidos y a las posesiones europeas en el Océano Pacífico, conquistando rápidamente gran parte de la región.
El avance del Eje fue detenido en 1942 tras la derrota de Japón en varias batallas navales y de las tropas europeas del Eje en el Norte de África y en la decisiva batalla de Stalingrado. En 1943, como consecuencia de los diversos reveses de los alemanes en Europa del Este, la invasión aliada de la Italia Fascista y las victorias de los Estados Unidos en el Pacífico, el Eje perdió la iniciativa y tuvo que emprender la retirada estratégica en todos los frentes. En 1944 los aliados occidentales invadieron Francia, al mismo tiempo que la Unión Soviética recuperó las pérdidas territoriales e invadía Alemania y sus aliados.
La guerra en Europa terminó con la captura de Berlín por tropas soviéticas y polacas y la consiguiente rendición incondicional alemana el 8 de mayo de 1945. La Armada Imperial Japonesa resultó derrotada por los Estados Unidos y la invasión del Archipiélago japonés se hizo inminente. Tras el bombardeo atómico sobre Hiroshima y Nagasaki por parte de los Estados Unidos, la guerra en Asia terminó el 15 de agosto de 1945 cuando Japón aceptó la rendición incondicional.
La guerra acabó con una victoria total de los Aliados sobre el Eje en 1945. La Segunda Guerra Mundial alteró las relaciones políticas y la estructura social del mundo. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue creada tras la conflagración para fomentar la cooperación internacional y prevenir futuros conflictos. La Unión Soviética y los Estados Unidos se alzaron como superpotencias rivales, estableciéndose el escenario para la Guerra Fría, que se prolongó por los siguientes 46 años. Al mismo tiempo declinó la influencia de las grandes potencias europeas, materializado en el inicio de la descolonización de Asia y África. La mayoría de los países cuyas industrias habían sido dañadas iniciaron la recuperación económica, mientras que la integración política, especialmente en Europa, emergió como un esfuerzo para establecer las relaciones de posguerra.
La Primera Guerra Mundial fue peor que cualquier otra guerra de la historia. En ella murieron más personas y se hizo más daño que nunca antes en un conflicto internacional. Las bajas de toda la guerra totalizaron mas de 20 millones.  
La muerte llegó en formas brutales. Los hombres segados por ametralladoras, destrozados por granadas explosivas, muertos en barcos mercantes y de guerra torpedeados en el Atlántico, aplastados bajo orugas de la temible nueva arma que eran los tanques. La guerra también cobró su parte en la vidas civiles. Los ataques aéreos causaron poco daño, pero como cada bando trató de bloquear los suministros del otro, millones de hombres, debilitados durante años por la mala alimentación, fueron víctimas de enfermedades.
Inicialmente, la guerra fue un atrevido desafío para los jóvenes valientes. Pero hacia 1918, la guerra ya encerraba poco encanto para ambos bandos. Era una lucha cruel y enconada. Sin embargo, al terminar produjo una sensación de regocijo en quienes, por ventura, no podían predecir el futuro. Al menos sus sufrimientos beneficiarían a la humanidad, pues pensaban que ésta había sido la guerra que terminaría todas las guerras . . .
A continuación en este trabajo les hablaremos sobre la Primera Guerra Mundial, los paises que participaron en ella, sus causas, consecuencias, las batallas, personajes de la guerra, como se desarrollo la guerra, y otras.
Paises que Participaron en la Primera Guerra Mundial

lunes, 21 de enero de 2013

historia del ecuador

CONQUISTA Y COLONIZACIÓN ESPAÑOLA

 
    INTRODUCCIÓN. Entre 1492 y 1550 se produjeron los descubrimientos y conquistas de la mayor parte de América. Sorprende la rapidez de acción de los distintos protagonistas de estos hechos, ya que rara vez ha aparecido en las páginas de la historia un grupo de hombres tan audaces y con tanta ambición como los conquistadores españoles. Más sorprendente es aún si tenemos en cuenta que España tuvo tiempo de poblar el territorio y organizar el sistema político y administrativo colonial, configurado sobre los dos Virreina-tos de México y Perú.
    Sin embargo, surge la pregunta de cómo logró la Corona española, ahogada económicamente tras una guerra contra los musulmanes que había durado 700 años, financiar una empresa de tal envergadura como la conquista y colonización de estos amplísimos nuevos territorios. Realmente la respuesta es fácil: sin exponer ni un sólo maravedí de las arcas del Estado. La Corona Española fue pionera en desarrollar un sistema socioeconómico, ya empleado con anterioridad a la conquista de América, que conocemos con el nombre de capitulaciones, de descubrimiento en un primer momento, y de conquista posteriormente.
   http://www.quitoadventure.com/espanol/imagenes/informacion-ecuador/historia/historia-quito/conquista-historia-quito.jpg  Sencillamente, se ofrecían a unos particulares los derechos de un hipotético beneficio que obtendrían con tales empresas (generalmente quitar a los indios todo aquello que el español estimaba de valor: oro, perlas, piedras preciosas, etc.), siempre que corrieran con todos los gastos de la organización, que los territorios descubiertos o conquistados fuesen reclamados para la Corona y que se reservasen las tasas y los impuestos reales correspondientes. De tal manera, la Corona, sin riesgos ni desembolsos económicos, se encontró dueña y señora de unas grandes extensiones territoriales en ultramar, aparte de un importante caudal económico que iba a parar a sus arcas para hacer frente a las deudas contraídas por las guerras de reconquista. 
    Las capitulaciones se completaron luego con otra recompensa, la encomienda, creada para el asentamiento de los guerreros en el territorio novohispano a costa de los indios que habían conquistado. Resultó así que el descubrimiento, la conquista y la colonización fue pagada por los indígenas americanos y con el sudor y la sangre del pueblo español.
    La conquista española de gran parte de América enfrentó a dos sociedades, o mejor dicho a dos formaciones socioculturales muy diferentes. Dado que la finalidad era conseguir que los habitantes de las tierras exploradas reconocieran la soberanía del Rey de España y se prestaran a la conversión a la verdadera fe, y que la conquista se entiende como la acción bélica de grupos organizados de españoles que proceden, para sus fines, a dominar por la fuerza de las armas a las poblaciones aborígenes, es fácil imaginar la crudeza del enfrentamiento entre ambas culturas.
    La conquista de las tierras americanas por parte de españoles y portugueses, que trajo como consecuencia el contacto entre europeos e indígenas durante la colonia, produjo la génesis de nuevos tipos de culturas; por una parte la de criollos, mestizos, mulatos, etc., conformando lo que se ha dado en llamar como «culturas nacional-latinoamericanas»; y por otra, la de los llamados «indios modernos». Está fuera de duda que las culturas de estos «indios modernos» contienen un gran número de elementos derivados del tiempo precolombino, pero igualmente, y sin duda alguna, han aceptado e integrado tal cantidad de rasgos hispano-coloniales que ya no cabe hablar de culturas prehispánicas.
    La historia de los indios durante la etapa colonial está en gran medida determinada, oculta o abiertamente, por una doble lucha: por una parte, los gobernantes trataron de integrar a los subyugados a su sistema social y económico, el cual, en su forma específica de «cultura ibérica colonial», estaba basado en el dominio sobre los indios y su explotación.
    Contra este sistema, que con ligeras modificaciones en la forma del «colonialismo interno», ha durado hasta hoy día, los indígenas se opusieron activa y pasivamente para preservar su propio sistema. Muchas veces los europeos no comprendieron este fenómeno porque simplemente creían que su modelo era mejor, sobre todo debido a sus ideas egocéntricas. Por otro lado, la suerte de los indígenas estaba determinada por el continuo enfrentamiento entre las intenciones de la Corona  -por ejemplo la Corona española vio a los indios como «vasallos libres y no sujetos a servidumbre»-  y la avaricia de los europeos en  el Nuevo Continente, cuyo único afán era el rápido y poco costoso enriquecimiento.